Por Lorenzo García.
Por estas fechas (verano de 1971), ahora se cumplen cuarenta y un años, atravesé las lomas de la Casa de Campo madrileña en aquel venerable autobús japonés del PMM, hacia los estudios centrales de TVE, enclavados en el famoso Prado del Rey, junto al regimiento de redes y transmisiones. (Mas tarde supe que desde allí se controlaban los movimientos de los submarinos del Estrecho).
Había permanecido casi cuatro años en la nueva escuela oficial de RTV (gracias al dinamismo cultural de Manuel Fraga) que quiso ser lo que había representado la venerable Escuela Oficial de Cine de Sáenz de Heredia. Al menos estuvieron ubicadas en le mismo edificio de la Dehesa de la Villa. Dado mi modesto currículo, tuve la inmensa suerte de ser destinado como programador a la Dirección de la Segunda Cadena, primero en la sección de programas “específicos y varios” (como adjunto a Manene) e inmediatamente al departamento de dramáticos. Eran los últimos meses de la gestión de Adolfo Suarez como Director general de RTVE.
En aquel entonces conocí a Gustavo y fue precisamente durante la grabación aquel año de la obra para tv y teatro destinada a Estudio1: Doce hombres sin piedad.
(leer artículo completo en http://laclavecultural.blogspot.com.es/
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