Cualquier lector de la extensa bibliografía sobre José Antonio conoce todos los proyectos que hubo por salvar la vida del fundador de Falange Española, pero ninguno tuvo éxito como ya sabemos. Volver a recordarlos no es necesario pues sería repetir lo tantas veces repetido. Así, pues, en este artículo voy a ocuparme de un nuevo intento de liberarlo que al parecer hubo y que ha permanecido hasta ahora desconocido, al menos para mí, y que deseo difundir a todos aquellos interesados en saber algo más de lo ocurrido en Alicante antes de que fuera fusilado quien dijo que ojalá su sangre española fuera la última que se vertiera en discordias civiles.
En esta nueva tentativa fallida, no son muchos los detalles que figuran en el documento que se encuentra registrado en el Archivo Histórico Nacional (Causa General, 1396. Expte. 51). Por esta razón, sólo podremos referirnos a los pocas referencias que hacen alusión a esa supuesta tentativa. Comienza el documento citando al comandante de Infantería Antonio Romaguera Barceló que en su labor de Juez toma declaración al capitán Fernando Pignatelli Carrasco –agosto de 1942–, en el que éste habla de la organización que había en la ciudad de Alicante antes del Alzamiento. Dice que ya en 1933 se inició en aquella ciudad la propaganda de Falange Española destacando en este cometido, dentro del cuartel, los tenientes Manuel Freixa y Santiago Pascual que realizaron el trabajo de captación. En otro momento, ambos tienen la ocasión de tomar contacto con el comandante Juan Cañada, quien les hace saber de la existencia de una organización llamada Unión Militar Española que persigue poner fin a los atropellos de que son objeto los elementos militares. Al mismo tiempo, cree que los ideales de dicha organización son compatibles con cualquiera otra organización patriótica, y especialmente con Falange.
La llegada a la Prisión de Alicante de José Antonio Primo de Rivera, hace crecer el entusiasmo de los tenientes citados, quienes muy pronto establecen contacto con él y en seguida planean su fuga en cuya preparación contribuyen los también tenientes Gómez y Candelas, de la guarnición de Alcoy, lugar al que se pensó llevar al fundador de Falange para que fuera su primer refugio. Asimismo –sigue declarando el capitán Pignatelli–, el director de la Prisión se ofreció a facilitar la fuga comunicándoselo a José Antonio, pero al parecer éste se negó a salir clandestinamente de donde una injusticia le retenía.
El asesinato de Calvo Sotelo, el 13 de julio, motivó que José Antonio –siempre según el relato del capitán Pignatelli– pidiera al teniente Pascual que se desplazara a las guarniciones de Alcoy, Valencia y Cartagena, con el objeto de decidir el poner de inmediato fin a los horrores de la horda desbordada por la izquierda desde el poder gubernativo. Antes, para llevar a cabo el plan, hubo una reunión en el Hotel Victoria, a la cual asistió el jefe local de Falange, Felipe Belges, (muerto en acto de servicio en Málaga) que fue enviado a Callosa de Segura donde había varios afiliados a Falange, siendo algunos de ellos fusilados más tarde.[1]
Hasta aquí todas las referencias que hay en el expediente citado que no son muchas, pero es una aportación más de lo que sabemos sobre los intentos que hubo de salvar la vida de José Antonio y que nunca los historiadores y biógrafos nos habían contado, al menos hasta donde alcanza mi conocimiento sobre el particular.
[1] Para mejor y mayor información de este suceso se recomienda leer el artículo de Manuel Torregrosa Valero: Los falangistas de la Vega Baja. El frustrado intento de liberación de José Antonio, publicado en Homenaje a José Antonio en su centenario (1903-2003), pág. 841 y ss, que editó Plataforma 2003.
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